A lo largo de este largo e intenso año hemos establecido comunicación con algunas mujeres del barrio San Francisco, creando algunas redes de trabajo y generado complicidades con otros colectivos que trabajan en el lugar. Les hemos invitado a integrarse en nuestro proceso artístico y nos hemos implicado en algunas de sus prácticas. Buscábamos que las mujeres que habitan el barrio se convirtieran en partícipes y co-autoras de la obra. Una obra procesual colectiva salpicada de dificultades, éxitos y fracasos, en la que ha intervenido, de manera inevitable, la improvisación. Este componente, lejos de generarnos un conflicto, nos ha resultado sumamente interesante ya que nos ha planteado el reto de sumergirnos de lleno en otra manera de hacer, vivir y resolver el arte.