Ciclo de cine: Yorgos Lanthimos

Del 2 al 16 de marzo de 2017 la sala de cine de BilbaoArte acoge la obra del cineasta director de teatro griego Yorgos Lanthimos. Comenzando por la premiada «Canino», luego «Alps» y acabando con su último trabajo «Langosta». Todas las películas en versión original subtitulada.

Entrada libre hasta completar el aforo.

YorgosLanthimos

El griego inclasificable

Tiene pendientes de estreno sus dos últimas películas, The Killing of a Sacred Deer y The favourite, ambas, como los anteriores, serán objeto de deseo por parte de los mejores festivales del mundo a lo largo de este 2017.
¿Por qué?
Porque a estas alturas, Yorgos Lanthimos evidencia un estilo propio, un universo perturbador y singular, y una voz propia y reconocible en medio de un paisaje abonado por la mediocridad y la franquicia. Todo ello le convierte en un cineasta al que conviene prestar atención porque en sus películas late buena parte de las contradicciones, paradojas e interrogantes de la vida y del arte del siglo XXI.
Tan radical y extremo es el cine de Lanthimos que todavía se proyectan sobre él las sombras de la duda. Dudas ante un cineasta nacido en Atenas hace 43 años y que en ese tiempo ha mostrado su capacidad creativa como director teatral, guionista, productor, cineasta e incluso actor mostrando una coherencia que desconcierta.
Dudas ante un cine corrosivo, extraño, pulsional y gélido donde se agita una mezcla entre la tragedia griega y el ensayo alemán. Sus argumentos huyen de las convenciones, hurgan en esa brecha surrealista por la que todo lo real, lo que se percibe y lo que se oculta, lo vivido durante la vigilia y lo sentido durante la pesadilla se funden y confunden llenando nuestra percepción de una inquietante zozobra.
Bilbao Arte recupera tres de sus títulos más significativos: Canino, Alps y Langosta, para proponer durante tres semanas consecutivas una inmersión a pulmón libre y sin prejuicios, en el movedizo universo de Lanthimos, en ese territorio movedizo ubicado en una cartografía que por el norte mira a Haneke y al que desde el oeste Lynch le alumbra. Parece razonable sostener que mucho sabe del buen vecino Buñuel y que algo guarda del rocoso Raoul Ruiz. Pero estas referencias son sólo eso, alusiones, datos y pistas para ubicar en algún sitio ese cine tan inclasificable como el que Lanthimos destila.

Yorgos Lanthimos (Atenas, 1973). Estudió dirección de cine y televisión en la Escuela de Cine de Atenas. Desde 1995 ha dirigido largometrajes, obras de teatro, videodanza y un gran número de anuncios de televisión. También fue miembro del equipo creativo que diseñó la apertura y cierre de las ceremonias de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. En 2009, su película Canino (Kynodontas) ganó el Premio «Una cierta mirada» en el Festival de Cine de Cannes y el Premio «Ciudadano Kane y Jurado Joven» en el Festival internacional de Cine de Sitges de 2009.

Ciclo de cine: Yorgos Lanthimos (Del 2 al 16 de marzo de 2017)

2 de marzo, 19:00h

CANINO (Grecia, 2009, 94 min.)

Título original: Kynodontas
Director: Yorgos Lanthimos
Guión: Efthymis Filippou, Yorgos Lanthimos
Fotografía: Thimios Bakatatakis
Género: Drama | Comedia negra

La pulcra prosa de Canino, caligrafiada además con una austera precisión, deja pocos resquicios al espectador acomodado. Aquí no hay arabescos ornamentales, ni concesiones, ni guiños, ni complacencias. La sangre que bombea este Canino está hecha del estupor que provoca percibir que en esa lógica normalizadora del mundo domesticado, espacio con/fundido con lo real, abunda el sinsentido en cantidades más alarmantes de lo que advertimos. De hecho, nada más arrancar este filme de extrañamiento y escalofrío, se nos previene sobre el artificio del lenguaje. Las alarmas ululan ante la ¿caprichosa? vinculación que une el significante con el significado. Yorgos Lanthimos, su creador, socava entre otras cosas, el fundamento de la civilización: el verbo. El objetivo de Canino apunta al núcleo mismo del origen: la palabra. La intención no admite duda: se trata de desatar los (pre)juicios normalizadores para asomarse al abismo de nuestra naturaleza. Ambición no le falta a esta obra. Justo será reconocer además, que tampoco carece de talento.

No es casualidad que en su trabajo teatral, Lanthimos haya llevado a la escena la inquietante Inocencia de la filóloga y dramaturga alemana Dea Loher. Tampoco resulta venial que en el fundamento de Canino intuyamos, en su arranque seminal, la afirmación de uno de los personajes de Loher: “sillas, paredes, manos: puedo sentirlas (…) amor, muerte, sentido, sólo pronunciarlas”. La inaprensibilidad del sujeto y la subjetividad del ser es lo que aquí se expone en este escaparate tan lleno de tanta mordacidad como rebosante de gratificantes hallazgos. Dicho de otro modo, en Canino se vive esa ceremonia desconcertante sobre el miedo al otro y sobre el enclaustramiento del hombre moderno. Hombre atrapado en la cárcel del bienestar, nicho idealizado por un chalet unifamiliar con piscina y vallado donde se produce un combate a muerte entre un gran manipulador, sublimación ridícula de todos los dictadores que laten en nuestro interior, y la naturaleza, o sea los hijos. Entre risas y navajazos, el lenguaje deviene en pugna abocada a una derrota anunciada de antemano pero descrita con coherente rigor.

Juan Zapater

9 de marzo, 19:00h

ALPS (Grecia, 2011, 94 min.)

Título original: Alpeis
Director: Yorgos Lanthimos
Guión: Efthymis Filippou, Yorgos Lanthimos
Fotografía: Christos Voudouris
Género: Drama | Suspense

¿Se puede sustituir a los muertos? ¿Se puede evitar el dolor? La película del griego Yorgos Lanthimos muestra un cuarteto de filántropos cuyo original modo de ganarse la vida es reemplazar temporalmente a personas que mueren, a petición expresa de familiares, amigos y compañeros del fallecido. Como en Canino, son personajes robóticos que no establecen ninguna relación duradera con los vivos. Simples sustitutos emocionales y temporales para mitigar el dolor de la pérdida. Alps tiene muchas similitudes y algunas diferencias con su predecesora. Una vez más, ficción distópica donde las emociones se pervierten. Radical, subversiva, y muy violenta, toda la acción ocurre casi en silencio, imparable, a pesar de lo lento de su tempo. Poderosa, impactante, insanamente divertida y desconcertante.

En la misma línea que Canino, Lanthimos explora de nuevo los recovecos más oscuros de la naturaleza humana, la manera en que usamos el lenguaje, las estructuras de poder. En la anterior, el deseo por la seguridad se convierte en fanatismo aterrador. Alps es una introspección terrorífica en la alineación humana, pero a diferencia de Canino, la excursión filosófica no aparece como tragedia sino como comedia negrísima y subversiva.

Extraído del Blog: Puerta de Babel

16 de marzo, 19:00h

LANGOSTA (Francia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, Irlanda. 2015, 118 min.)

Título original: The Lobster
Director: Yorgos Lanthimos
Guión: Efthymis Filoppou, Yorgos Lanthimos
Fotografía: Thimios Bakatakis
Género: Ciencia Ficción | Romántica

Cada varios minutos, Langosta, una montaña rusa tan inclasificable como notable, imprime un nuevo giro a su guión. Este filme de Yorgos Lanthimos (como los anteriores), no tiene nada que ver con el cine prefabricado. Su naturaleza se sabe radical, opuesta a esos relatos fílmicos previsibles y edulcorados que masajean la pereza del espectador a fuerza de obsequiarle con caramelos inofensivos. En nada se parece el cine de Yorgos Lanthimos a esos puzzles infantiles ideados para adular la torpeza del público y disfrazar su simpleza.

No hay espacio para la seguridad, ni posición libre de mancha. Aquí el factor humano escuece, la convivencia asfixia. En Langosta, el guionista y director griego fabrica un universo afín al extrañamiento, infectado por el surrealismo y comprometido con la beligerancia política. Su principal protagonista, el personaje interpretado por Colin Farrell en un mundo distópico lleno de recovecos y zonas oscuras, víctima del desamor y la soledad, aspira a convertirse en langosta, entendida ésta como la palinurus elephas, ese crustáceo que abunda en las costas europeas.

La disparata idea de esa sociedad del futuro inmediato, una suerte de 1984 del tiempo de la Troika, establece que no hay un sitio para la individualidad y que quienes no sean capaces de emparejarse en un tiempo marcado, se convertirán en un animal, el que prefieran. Ahora bien, ya se sabe que el ser humano, depredador de hambre oceánica, devora cuanto le rodea.

Juan Zapater