El proyecto es de carácter formal. El objetivo básico es producir una serie de esculturas que dialoguen con el mundo de la customización de vehículos. El trabajo de taller y la vinculación constructiva con los artefactos será fundamental. Se utilizan técnicas y herramientas propias de los talleres tuning, la parafernalia del mundillo tuning, sus palabrotas. Copiará su actitud, sus acabados brillantes y pulidos, sus gustos estéticos poligoneros. Además, se tratará la construcción de "buenos cacharros custom" que trabajen la idea de personalización y de objeto hecho y decorado a medida. Las esculturas cuestionarán el mal gusto desde lo exquisito.
Las piezas se bañan en pieles de serpientes, leopardos y fibras de carbono falsas. Piezas que se bañan en baratos materiales ostentosos que remiten a la idea del lujo más convencional. Piezas en colores flúor. Un proyecto basado en el sueño de artefactos donde lo funcional y lo estético se entremezclan en rara conformidad, generando extrañeza y preguntas en el espectador. El poder de materializar este proyecto y situarlo en el encuentro de lo puramente estructural y lo meramente decorativo.
Alvaro Gil es licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco. Ha realizado cursos de Doctorado "Investigación y Creación en Arte" y es diplomado de Estudios Avanzados también por la UPV-EHU. Su obra ha sido expuesta en Madrid, Palma de Mallorca, Murcia... Y en centros de arte como el Museo Guggenheim de Bilbao o la Sala de Armas de la ciudadela en Pamplona.