Del 11 al 29 de noviembre de 2019, el Art House Zinema dedica un ciclo de cine al cineasta alemán Max Ophüls en versión original subtitulada en castellano. Se proyectarán las películas «La Ronda», «El placer» y «Madame de…» con doble sesión (lunes y viernes) a las 19:00 h.

Entrada libre hasta completar el aforo.

El baile incesante de Max Ophüls

Cuando se repasa la enorme aportación de Europa al cine de los años 40, fundamentalmente el realizado por cineastas que emigraron hacia EE.UU., rara vez se cita a Max Ophüls. Fue aquel un camino del exilio desde los países asolados por la locura fascista en la década de los 30 rumbo hacia el sueño de Hollywood.

Lejos del esplendor que tuvieron y del beneplácito que recibieron autores como Billy Wilder, Fritz Lang y Ernst Lubistch, entre otros, Ophüls, demasiado alemán, demasiado europeo, demasiado heterodoxo para encajar en América, representó una manera de entender el cine tan singular como inclasificable.

Nacido como Max Oppenheimer el 6 de mayo de 1902, en Sarrebruck, y fallecido el 26 de marzo de 1957, en Hamburgo, Ophüls, aunque nació y murió en Alemania, realizó la mayor parte de su trabajo en países como EE.UU. y Francia. Desterrado en tiempos convulsos, ninguneado por los grandes premios y siempre atento a levantar sus proyectos fílmicos sobre fundamentos narrativos poderosos, el cine de Ophüls se llenó de ecos literarios complacidos en mirar un pasado sobre el que, tras la contienda bélica del 39, había urgencia por olvidar. Una amnesia colectiva trataba de oscurecer todo lo que recordara la primera mitad del siglo XX.

Para hacer todo lo contrario, iluminar, el ART HOUSE Zinema de la Fundación Bilbao Arte, quiere 2019, abordando la proyección de tres de sus últimas películas, las que realizó al regresar de EE.UU., al finalizar la segunda guerra mundial.

En ese momento, Ophüls sabía que las cosas estaban cambiando mucho en aquellos años y que seguirían haciéndolo para el mundo del cine de manera radical en los próximos tiempos. Es en esos cuatro años, los que van de 1950 a 1953, cuando Ophüls filmó tres películas prodigiosas. Dos de ellas levantadas sobre un microcosmos de pequeños retratos, una atomización de la vida y de la sociedad con la que Ophüls traslada el mundo de Arthur Schnitzler, Guy de Maupassant y Louise de Vilmorin a su propio universo.

Un mundo circular, en movimiento permanente, en el que la vida y la muerte se suceden con la certeza de que solo importa lo que, durante el fugaz trayecto de la existencia, da sentido a sus efímeros protagonistas; esa razón de vivir del siempre contradictorio ser humano.

Ciclo de cine: «El baile incesante de Max Ophüls» (Del 11 al 29 de noviembre)

11 y 29 de noviembre, 19:00

«La ronda»

La Ronde (1950, Francia, 95’)

Director: Max Ophüls
Guion: Max Ophüls, Jacques Natanson (Obra: Arthur Schnitzler)
Fotografía: Christian Matras
Música: Oscar Straus
Reparto: Anton Walbrook, Simone Signoret, Serge Reggiani, Simone Simon, Daniel Gelin, Danielle Darrieux, Fernand Gravety, Odette Joyeux, Jean-Louis Barrault, Robert Vattier, Gerard Philipe, Isa Miranda

Sinopsis

La ronda del amor, la rueda, el tiovivo de la buena o mala fortuna amorosa, puede empezar, por ejemplo, en Viena, en esta primavera de 1900. El soldado Franz se encuentra con Leocadia, una prostituta, para acabar emparejándose con una criada, que pasa a manos del señorito Alfred quien, a su vez, mantiene relaciones con Emma, una mujer casada, cuyo marido, el millonario harles, se entretiene con una modista que está enamorada del poeta Robert, amante de una gran actriz cuyo capricho es un joven teniente de dragones…

Que Ophüls es uno de los más grandes formalistas de la historia del cinematógrafo es algo que se puede corroborar con cualquiera de sus películas, pero quizá más que en ninguna en esta formidable traslación a la pantalla de la obra teatral de Arthur Schnitzler, cuyo periplo en los escenarios, desde el momento de su publicación hasta finales del siglo pasado fue poco menos que accidentado: escrita en 1897 pero no publicada hasta 1903, fue el propio autor el que impidió su representación teatral hasta después de 1918 debido a los virulentos atraques que sufrió el texto por su contenido sexual, cuando “la relajación de las normas de la censura y las costumbres cambiantes tras la Primera Guerra Mundial lo convencieron de autorizar producciones más o menos simultáneas en Viena y Berlín en el invierno de 1920-1921”. Sin embargo, “el éxito inicial de la obra se convirtió en un desastre cuando saboteadores organizados perturbaron el normal desarrollo de las representaciones con bombas fétidas” provocando que “el director y los actores responsables de la producción en Berlín acabaran siendo procesados por obscenidad”. La absolución de los acusados no impidió la reacción furibunda de Schnitzler, prohibiendo cualquier futura producción de la obra, “una prohibición que su hijo Heinrich mantuvo en vigor hasta 1982” (1).

De David Vericat © cinema esencial (febrero 2017)

(1) El que siembra, recoge. El manuscrito perdido de La Ronda de Schnitzler y otras parodias olvidadas, Leo A. Lensing. Revista de libro

15 y 18 de noviembre, 19:00

«El placer»

Le Plaisir (1952, Francia, 93’)

Director: Max Ophüls
Guion: Jacques Natanson, Max Ophüls (Adaptación de cuentos de Guy de Maupassant)
Producción: M. Kiefferb, Édouard Harispuru
Música: Joe Hajos
Fotografía: Philippe Agostini, Christian Matras (B&W)
Reparto: Claude Dauphin, Gaby Morlay, Madeleine Renaud, Ginette Leclerc, Mila Parély, Danielle Darrieux, Pierre Brasseur, Jean Gabin, Jean Servais, Daniel Gélin, Simona Simon

Sinopsis

La película se estructura en tres relatos independientes: La máscara nos presenta a un hombre aficionado a los bailes nocturnos y a coquetear con las jovencitas. La casa Tellier nos cuenta el viaje de la madame de un burdel acompañada por sus empleadas para asistir a una celebración familiar, y La modelo se centra entre la relación de un joven artista y su modelo.

Max Ophüls fue candidato al premio Óscar en dos ocasiones. La primera de ellas por el guión de “La ronda” y la segunda como diseñador de los decorados de “El placer”, curiosamente el maestro alemán nunca obtuvo una candidatura como director en toda su carrera. Más reconocido por sus trabajos en el melodrama, en esta ocasión nos presenta tres historias que hablan del amor, del paso del tiempo y de la melancolía con un tono rayando en lo irónico, envolviendo su cuidada puesta en escena en una atmósfera barroca y a la vez delicada. En este, su segundo periodo francés tras la aventura en Hollywood, encontramos una mirada profundamente Europa hacia su entorno, casi un retrato pictórico que cautivó a Stanley Kubrick, para él esta era una de sus películas favoritas. Una época y un país en la que muchos de los artistas, considerados referentes de las vanguardias del XX, habitaron y retrataron.

22 y 25 de noviembre, 19:00

«Madame de…»

Madame de… (1953, Francia/Italia, 93’)

Director: Max Ophüls
Guion: Max Ophüls, Marcel Achard, Annette Wademant (Basado en la novela de Louise de Vilmorin)
Producción: Ralph Baum
Música: Oscar Straus, Georges Van Parys
Fotografía: Christian Matras
Reparto: Charles Boyer, Danielle Darrieux y Vittorio de Sica

Sinopsis

París, 1900. La condesa Louise de…, mujer frívola y coqueta, necesita hacer frente a sus deudas, para lo cual decide vender en secreto unos valiosos pendientes que le había regalado su marido. Este sencillo acto provocará una dramática reacción en cadena. Los pendientes serán primero adquiridos por su propio marido como ofrenda a su amante, y posteriormente acabarán en manos de un aristócrata italiano, quien, por azares del destino, acabará encontrándose en París con Madame de…

Las interpretaciones de los tres protagonistas son insuperables. De Sica, inmenso y entrañable; Boyer, con quizá el personaje más complejo, logra el equilibrio entre las dos realidades que se contraponen; Darrieux, con el mejor papel de su carrera, logra dar la talla a los otros dos ya celebrados actores. Aquí cabe resaltar el hecho de que Vittorio de Sica fue también cineasta, uno de los más importantes de Italia, y que Ophüls supo compenetrar con él, logrando un trabajo perfecto. Magistral de inicio a fin, ahondando en cada detalle de forma y fondo con una minuciosidad estética propia de su director, con un halo de misterio y una incesante presencia onírica, Madame de… se muestra como un filme de obligado visionado.

De “En búsqueda de la perfección estética” de Stephan Enríquez